¿Qué me van a hablar de amor? Si yo vivo enamorado.
Aquellos hazmerreíres, un poema que resuena en un papel.
Una voz que vive y clama, un sonido que llevo dentro.
Prisionera de este tiempo que me vuelve a convocar.
De las calles al Teatro, la noche baja disfrazada.

Se apaga el camión, se levanta el telón.
Otro cuplé llega desde el barrio La Unión.
Solo soy una murga del montón aguantando el mostrador.
Nueva Milonga, la “murga, murga” llegó.
Los pizarrones dan la bienvenida. Que comience la función.


Nuevas tendencias, viejos valores. Sino miralo al “Negro” Claudio Rojo, que a sus 64 años todavía usa caravanas, se viste como un Bon o Bon y se autopercibe despachador de aduanas. Apaga el escáner del puerto y así se hace la changa. “Ciento setenta pa’ vos, mil quinientos pa’ mí."


Y vos Waldemar, ¿sos el que sale en TV Ciudad? Se te termina el curro, ahora que viene Lema, y querés rescatar un mango siendo murguista. Cualquier cara loco de estos es murguista, tas loco, mirá todo el grupo este que tienen acá. Vení, acompañame en la tarea.

Es tendencia en Uruguay decir que el puerto es un colador, 
que tiene menos filtros que el loco Salle. 
Da Silva pasó a Tribilín y terminó cacareando, ni Katoen Natie se atrevió a tanto.

Pero, ¡Pará, pará, pará! ¿Me van a decir que en estos cinco años no aprovecharon
a revisar las valijas de los políticos?
Las valijas no pasaban por el escáner, iban llenas hasta las manijas. Ni la valija de Ojeda, por más que tenga facha. Aunque la valija de Sánchez seguro que “Pacha”.
¿Y… y… y los contenedores que pasaron con droga y nadie vio?
La culpa no es del escáner con déficit atencional, ni del “Negro” Claudio. Las gaviotas la vieron pasar por el puerto y no dijeron nada.

Estaría bueno terminar esa tendencia mundana de mirar para el costado y dejar pasar,
y se convierta en tendencia mirarnos un poquito hacia adentro…

En la larga noche me pregunté ¿por qué cantaba?
Necesité buscar una razón en mi garganta.
Una libreta en el cajón, una guitarra en el rincón.
Vaya manera de perder una revolución.
Mientras el mundo se quiebra alrededor.
Yo solo tengo una canción para llenarme de fuego.
Cambiarlo todo está en las puertas de mi voz.
¡Cantando!


Canta, canta la murga cuando llega al final.
Esta es su contienda, su batalla musical.
Hasta los confines de este mundo, llegará su amor profundo
y cantando morirá.


Porque pueblo que canta no duerme la siesta.
Suenan canciones tomando cada rincón de la calle.
Melodías eternas que se funden con el cielo.
Se acerca el adiós, ya la murga dejó todo cuando empieza a bajar.


Ya se marcha (¡se va, se va!) la vieja murga de La Unión.
Es una tendencia milenaria, la pasión de vivir para cantar.
Una despedida imaginaria, canta La Nueva Milonga
prometiendo regresar…

¡CARNAVAL!

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